La noche que nació el viajero inocente

Fue en la noche más corta del año, saltando una improvisada hoguera detrás del bus que nos esperaba para alejarnos del Salar de Uyuni -la planicie salada más extensa del mundo- cuando todo empezó a tomar forma, a cobrar vida. Fue una noche fría, de las más frías de mi vida, ni con toda la ropa que tenía en mi mochila conseguí aplacar el frío… fue una larga madrugada esperando a poder cruzar la frontera en Villazón -esa línea imaginaria que te dice «ahora estás en Bolivia, ahora estás en Argentina»-. Y así por fin se hizo de día.

Llegábamos a la Quiaca con rumbo a Salta. Estábamos en Jujuy, Argentina… asados, vino, tango, mi bisabuelo llegó a Buenos Aires hace ya cien años…

Fue entonces cuando comprendí que ya no había vuelta atrás: había nacido el viajero inocente.

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